
Ya habíamos discutido anteriormente sobre los numerosos beneficios de aprender un nuevo idioma, en este caso el francés. Esta lengua nos ofrece una gran cantidad de oportunidades, desde mejorar nuestras habilidades y resultados académicos, hasta aumentar la posibilidad de acceder a estudios superiores.
Además, también nos ayuda a conectarnos con la ciencia más moderna y nos abre nuevas posibilidades laborales. En definitiva, aprender francés es una inversión que cuenta con muchos beneficios.
Para enriquecer tus conocimientos sobre la cultura francesa y sus principales protagonistas, no dudes en explorar las diferentes perspectivas de la vida. Además de la gastronomía, otro excelente modo de ahondar en la cultura francesa es la literatura que, sin duda, te mostrará un mundo nuevo.
La Enriquecedora Literatura Francesa

A continuación, te presentamos los mejores embajadores de la lengua francesa: sus grandes autores. Desde novelistas, filósofos y románticos, hasta humanistas, los grandes nombres de la literatura francesa han perdurado a lo largo del tiempo, al igual que sus hermosas palabras.
François Rabelais (1494-1553)

Figura emblemática del Renacimiento, Rabelais, es uno de los humanistas más conocidos de su tiempo. A través de las extravagantes historias de sus dos gigantes, Gargantúa y Pantagruel. Rabelais, tiende hacia una renovación filosófica, una elevación del hombre, dentro del movimiento idealista de la época.
En Francia, la frase “el cuarto de hora de Rabelais” se usa para indicar que es el momento de pagar. Esta peculiar expresión proviene de un divertido episodio de la vida del escritor, cuando, sin tener dinero para viajar a París, François Rabelais se hizo pasar por un vendedor de azúcar con bolsitas rotuladas con la inscripción: “Veneno para el rey”.
Detenido por la guardia, fue llevado a la capital francesa sin gastar un céntimo. Al enterarse de esta broma, el rey Francisco I se echó a reír y la aceptó con buen humor.
Molière (hacia 1622-1673)

Jean-Baptiste Poquelin, Molière, es sin duda el hombre que marcó para siempre el teatro francés. Autor y actor. Este genio permanece como el gran señor de la comedia francesa. Cinco siglos después, sus obras continúan siendo las más representadas.
La leyenda cuenta, que Molière murió en escena, representando el enfermo imaginario. En realidad, murió algunas horas después de la representación, en su casa.
Para leer: La escuela de las mujeres (1662), El médico a palos (1666), El avaro (1668), El burgués gentilhombre (1670), El enfermo imaginario (1673).
La Fontaine (1621-1695)

Jean de la Fontaine ha marcado la historia de Francia con sus cuentos, que llevan su nombre. Las fábulas de La Fontaine, protagonizadas por animales que hablan, todavía hoy en día son leídas, y enseñadas a los niños. Superficiales a primera vista, estas fábulas proponen una profunda reflexión sobre el hombre, su naturaleza y la moral.
“La razón del más fuerte es siempre la mejor”, “De nada sirve correr; lo que cuenta es hacerlo a tiempo”, “Ayúdate y el cielo te ayudará”, son algunas de tantas frases célebres de La Fontaine.
Para leer: Fábulas (1668, 1678, 1693).
Montesquieu (1689-1755)

Pensador y filósofo, considerado por muchos como el padre del pensamiento liberal, la obra de Montesquieu, se distingue por la precocidad de conceptos, tales como el reparto de poderes, base de la democracia, según él. Su principal obra, “El espíritu de las leyes”, ha influido enormemente en los constitucionalistas franceses y europeos.
Nacido en el seno de una familia burguesa, hijo de un barón, Montesquieu, no perdió nunca de vista la realidad social de su tiempo. Quizás, porque sus padres eligieron para él a un mendigo como padrino. Montesquieu escribiría más adelante que “para hacer grandes cosas no hace falta ser un gran genio: no hay que estar por encima de los hombres, hay que estar con ellos”.
Para leer: Cartas persas (1721), El espíritu de las leyes (1748).
Voltaire (1694-1778)

Podría simbolizar la energía innovadora de esta época. Filósofo, escritor y poeta, conoció la gloria, pero también la prisión y el exilio. El hombre es libre de espíritu, liberal y profundamente demócrata. Su producción literaria cuenta con una cincuentena de obras.
A Voltaire, se le atribuye esta frase, que va como anillo al dedo: “no estoy de acuerdo con lo que usted dice, pero lucharé hasta la muerte porque tenga el derecho de decirlo”.
Para leer: Cándido o el Optimismo (1759).
Victor Hugo (1802-1885)

Considerado como el más grande autor romántico francés, algunas de sus obras figuran entre las mejores de la literatura francesa. Es novelista, cronista, pero también político y académico. Los restos mortales de Victor Hugo reposan en el Panteón, última morada de los grandes hombres.
Para leer: El último día de un condenado a muerte (1829), Nuestra Señora de Paris (1831), Los miserables (1862), Noventa y tres (1874).
Jean-Paul Sartre (1905-1980)

Filósofo y escritor, ilustre representante de la escuela de pensamiento llamada “existencialista”. Sartre produjo una obra colosal, y esta quedará para siempre como ejemplo de un intelectual comprometido.
La anécdota: En 1964 rechazó el premio Nobel de literatura. Según él, «ningún hombre merece ser consagrado en vida».
Para leer: La Náusea (1938), El existencialismo es un humanismo (1945), El Diablo y Dios (1951).
Hay mucha riqueza en estos escritos. Esto es especialmente cierto para aquellos amantes de la literatura que estén interesados en aprender francés, ya que nos ofrecen la oportunidad de conocer no solo un nuevo idioma, sino también la cultura completa que lo acompaña.
Si todavía no sabes francés, es recomendable que busques traducciones de estos escritos. Sin embargo, una vez que hayas adquirido el lenguaje, te animo a que los vuelvas a leer en el idioma original para descubrir la riqueza de contenido que estos escritos ofrecen, y para aprovecharlo como excusa para aprender un nuevo idioma.